viernes, 28 de febrero de 2014

Comunicado en repudio a las acciones violentas contra el proyecto Territorio Caribe






De lo que somos

Nuestro proyecto es una iniciativa de los y las jóvenes que durante años estuvimos excluidos de los espacios educativos, laborales y recreativos de Guatire, que decidimos unirnos para construir juntos un espacio de encuentro de iniciativas culturales y productivas, que de manera autogestionada y con apoyo de algunas instituciones del gobierno nacional, hemos venido forjando en un terreno recuperado por nosotros, desde hace ya tres años. Dentro de los proyectos que estamos desarrollando actualmente podemos nombrar: una casa de cultivo de alimentos, un galpón socio productivo y multifuncional, un centro de difusión para el ejercicio de la comunicación alternativa y popular, un ecodomo piloto que funcionará como un estudio de producción musical y experimento para un proyecto de vivienda, un conuco, una huerta, un vivero, un germaninadero, un proyecto de lombricultura. Todos estas iniciativas son de carácter comunitarias, para el beneficio y la participación de las comunidades cercanas a este espacio, ubicado específicamente en la comunidad de Valle Arriba del municipio Zamora. Somos un movimiento político y cultural forjado con dedicación y paciencia, un paso a paso de nuestras voluntades, un aporte a la transformación de nuestra sociedad.

De los hechos

Es lamentable que en este momento nos expresemos, no sólo para dar a conocer nuestro trabajo y nuestros sueños, sino para denunciar un hecho acontecido el día de hoy en horas de la madrugada, cuando fuimos atacados por dos policías de civil armados. Los mismos llegaron en automóviles, con música a todo volumen, y con armas de fuego en las manos, amenazando a los 20 miembros de nuestra Fundación que estábamos presentes, incluyendo tres niños; tumbaron cercas y motos, comenzaron a disparar más de doce veces hacia nosotros, a uno de nuestro compañeros lo apuntaron en la cabeza. Ante esta violencia desmedida corrimos muchos metros por el río que está detrás de nuestro núcleo para salvar nuestras vidas, mientras corríamos estas personas siguieron disparando, calculamos que unas treinta veces más. En medio de estas agresiones otro compañero pudo escuchar a uno de los agresores decir: “estamos pica’os, vamos a volver”.



Solicitamos

Creemos que es necesario que se tomen las medidas jurídicas correspondientes para proteger nuestro proyecto y a todas las personas que formamos parte de él, hemos realizado la denuncia por los organismos regulares, sabemos que uno de los agresores es un policía en ejercicio de la zona, cuando fuimos a este centro de la policía municipal nos dijeron que no hiciéramos la denuncia ante otros organismos, que ellos “lo iban a resolver”, lo que demuestra una evidente complicidad entre los ejecutantes del hecho y los oficiales que recibieron la denuncia; es por eso que tememos por nuestra seguridad. Solicitamos a las comunidades, colectivos culturales y políticos, organismos de seguridad nacional, movimientos sociales y pueblo consciente, medios de comunicación y difusión popular, oficial y alternativos; a que difundan esta denuncia, que se solidaricen con nosotros en este momento difícil.

No dejaremos de hacer presencia en un espacio que hemos recuperado y cultivado con nuestras manos y nuestro amor, donde hemos dado ejemplo de organización y voluntad política para la construcción de una nación más justa y libertaria, hacemos nuestras las luchas de Zamora, de Bolívar y de Chávez, no dejaremos que la violencia irracional y las medidas desestabilizadoras detengan nuestro deber histórico, el horizonte es nuestro, el pueblo está activo y con ritmo en todas las trincheras!










DECIMOS NO A LA VIOLENCIA
SEGUIMOS CONSTRUYENDO LA MATRIA!!
KOWAN NOTOK AROTOK!




kowannotokarotok@gmail.com









lunes, 24 de febrero de 2014

Seguimos queriendo / No volveran

Eso es lo que decía esta tarde después de pasar horas, muchas horas frente a una pantalla, explorando, haciendo gimnasia con la paciencia, una tras otra las imagenes, nos mostraban unas calles irreconocibles, un odio al que nos hemos venido acostumbrando de un tiempo para acá. Y eso no nos deja más que un peso en el centro del alma, una tristeza casi inmanejable. Y una comparte y recibe información, tanta, tan terrible toda, que los muertos, que los heridos, que los destrozos, que las conspiraciones, se vuelven nuestro tema de sobre mesa, sobre baño, sobre café, sobre sexo, sobre amanecer. Eso hace que naturalicemos. Esta es la guerra. Paralizarnos en la búsqueda de una justicia que otros harán por nosotros, esperar a ver qué pasa, calmarse, respirar, soportar, dejar pasar las horas, aguantar que nuestros hijos no puedan llegar a la escuela, temer por sus vidas, temer por las vidas propias y las de nuestros más queridos iguales. Entonces una escucha una palabra que suena resonante en la dignidad propia, una piensa que la cosa no está tan mal, que los altos niveles de conciencia nos dan muestra del montón de años que tiene la historia de las luchas del hombre y la mujer haciendo fuego en la boca de generaciones enteras, que la derrota es una palabra injusta y tajante, una palabra que entiende la vida como segmentos, vainas que empiezan y se acaban.

 Entonces le buscamos metáforas a la lucha para poder despertarnos al día siguiente, el cielo no es límite, la respiración de nuestro cuerpo tampoco, el horizonte es un lugar simbólico que nos hemos clavado en la razón, en el anhelo, para seguir viviendo. Lo cierto es que duele, que hay días en los que sólo vemos el rostro del odio y sus consecuencias. Y es que el rostro del odio no es tan simple como parece, ese es un odio de clase que ha estado mermandose en el desprecio más cotidiano hacia el otro que no soy yo, juegan ahí sentimientos profundamente arraigados que creo aún no terminamos de entender, que nos asombran porque nos acercan a un escenario del horror que nos negamos a aceptar de nuevo.

Los que crecimos en la consecuencia del 89 sabemos que la esperanza es lo último que nos quitarán, sabemos que cuidar el alma es parte de entender que nos hizo la historia de un pueblo en lucha, en ese punto las opcion de vida es una sola, resistir ante el horror es la tarea que aprendimos como destino. Nosotros que pudimos decir nuestro nombre en mayúscula ante cualquier escenario, después que a un tipo llamado Chávez se le ocurrio crecer a la izquierda, se le ocurrio gobernar desde esa certeza y para una mayoría, ese pueblo que ahí estaba callado, pudo gritar su verdad, nosotros fuimos, hemos sido un mismo parto. Y en esa apuesta crecimos, nos hicimos la idea de soñar en el ejercicio nutrido de construir una sociedad distinta, así le debemos el aire clarito a cientos de hombres y mujeres que pusieron su carne y su fe, que también se clavaron un horizonte en la razón, que lo hicieron desde donde pudieron y con las manos propias, esa sobrevivencia en lo reducido de los embates de la clandestinidad, del desapego, de la entrega y de la esperanza, nos dejaron el espacio para salirle al paso al horror, para consumar un tiempo de lo posible. El 13 de abril nos encontró en el alivio de sabernos vivos aún, por eso las entregas verdaderas no dependen del momento correcto, de lo políticamente adecuado, nosotros nos jugamos lo que nos enseñaron, el tránsito que somos en la disciplina de nuestra conciencia. 

Esta tierra que nos habita ha sabido desde el silencio asumir que la sangre siempre es nuestra, y eso nos carcome, nos ha dejado doliendo los huesos. La fuerza es otra palabra, en ella cabe dignidad con todas sus letras, mi abuela llevaba a todos sus muchachos limpios a la escuela porque su dignidad de pobre sostenía las piernas de esos niños que ahora son hombres, aprendieron de ella, ahora se sostienen solos. Mi padre me llevaba a volar papagayos a unas cuadras de casa y ese momento era hermoso porque él nunca dejó de ser digno y libre, mi madre abraza como los árboles y por eso su risa siempre fue abierta, el horror nunca pudo con sus dos brazos cubriendolo todo. De qué historia venimos? con qué andamos del ombligo a los pies? del espíritu a la lengua?, eso es lo que tenemos, ese es nuestro combate, no volveremos a quedarnos sin nombre, no seremos mártires de nuestro tiempo, y lo único que nos han dejado tener hasta ahora es la verdad de una inmensa juntura de los muchos empujando al mismo tiempo, sabemos cómo se ve, sabemos cómo es pararse en medio de una calle y colocar nuestra mano en la de otro para andar, y eso lo hemos gritado en las paredes también, lo llevan nuestros hijos en su calma cuando duermen.

seguimos queriendo...
NO VOLVERAN

viernes, 21 de febrero de 2014

La pornopolítica (a propósito de la coyuntura)


Lo que el público reclama es la imagen de la pasión, no la pasión misma
Roland Barthes, Mitologías

El cine porno nos metió en la cabeza durante generaciones que para la práctica de uno de los actos más naturales del ser humano, como el sexo, tan culturalmente básico como la preparación del alimento, como la producción del fuego, teníamos que tener sendas tetas  y sendas piernas; a los hombres les dijo que tenían que poner esa cara neutra y estéril  (por demás ridícula) para conquistar a una tipa, para cogérsela concretamente. Es sexo prefabricado, un  signo indetenible que se reproduce (no porque nazca sino porque se repite) generando la satisfacción del consumo de la imagen, de la sustitución del acto por la representación del mismo. Así el deseo se redujo a la  visión en la pantalla, a la máscara. No importa ser consciente de la puesta en escena para tomar distancia; importa lo que genera; y eso no es una metáfora, es un símil inflado, la representación exagerada del acto, más es mejor. 

La industria cultural del capital supo sacarle jugo a la imagen de un mismo acto reproducida mil veces, luego comentada, repetida y transformada en el relato, en la imaginación, en la proyección de sí mismo y de otro.  En este plano somos consumidores no decodificadores de un mensaje, todo está dado y explícito, no hay desciframiento. Entonces la realidad -la real- se vuelve una frustrante búsqueda de esa representación, nos volvemos el circo, la puesta en escena.  La vida pasa a ser es un escenario donde cumplimos papeles que nos lleven del extra a la estrella porno, nos sometemos a ese enorme filtro imposible. 

Cambiemos entonces los conceptos y no hablemos de sexo, hablemos de política. Porque sólo desde ese campo del show de la imagen, de la representación a ultranza, de la colocación exacta de una composición visual que mueve el morbo y el consumo visual más individual y profundo, que hurga en el yo profundo; es que podemos entender a un Leopoldo López parado al lado de una estatua de Martí en la capital de un país en “revolución”. El juego empieza cuando prendemos el aparatico para sentir que somos parte de algo, con la necesidad enfermiza de “conocer”, de “saber” cuando encendemos la pantalla, esa angustia de saturarnos de información, de validar las fuentes, de la conversación agotada, repetidora de rumores; toda esa euforia comunicativa, que irresponsablemente asumimos como tarea, como “la trinchera” única del movimiento popular. Esto nos ubica en una realidad en la que el peso de la política está depositado en la representación, en la imagen del contenido, y finalmente en la pérdida del contenido. Barthes lo dijo así: “Este vaciamiento de la interioridad en provecho de sus signos exteriores, este agotamiento del contenido por la forma”. El terror llega en fragmentos,  la contraofensiva también, y eso nos paraliza. 

¿Salir a la calle para el chavismo sigue siendo necesidad real de sabernos muchos en un mismo empuje? En una misma historia emancipadora? O es una logística de producción de la imagen? Del sexo prefabricado? LLenamos avenidas con cientos de cámaras que reproducirán el entusiasmo hasta convertirlo en un archivo inagotable de una expresión reducida a una pantalla?, que se revienta en el discurso del oficialismo, que es el mismo discurso que se ha sabido posicionar en las vocerías de la mayoría de los movimientos políticos populares. El fascismo sigue matando a nuestra gente (la sangre siempre es de la misma gente), y eso tiene que dejar de ser la suma para el pote de la repetición, para el raiting. En qué momento dejamos de darnos el beso antes de desnudarnos?  O nunca nos lo dimos? Creo que sí, que en  la bonitura, que también es arrechera, en la juntura que nos convoca en cualquier espacio donde nos reconocemos igualmente jodidos y dispuesto a lanzar al menos una patada, a pegar al menos un grito; nos lo dimos. En qué momentos dejamos de lado el ritual de la rebeldía? El 13 de abril fue un inmenso acto erótico, corporal, físico, vivido, escalofriante, entregado al absoluto deseo de la libertad.

 El porno. La pornopolítica nos coloca en el papel del interlocutor que atiende y espera, que hace lo políticamente correcto, que hace héroes de la revolución a los animadores de la tele, que convierte el liderazgo en necesidad de aplauso, en fábula que pierde y se desgasta. Que no reconoce el proceso transformativo como esfuerzo de la cotidianidad sino como espectáculo, como llegadero. El entusiasmo (el germen de la revuelta, la creencia en las manos propias, el fuego adentro) se institucionaliza, se mediatiza, se neutraliza. Aquí vale igual un Wiston que un Juancho, que un Ché Guevara, porque se proyecta desde la misma pantalla, en la misma imposición desmedida monocromática.  

El fascismo, el que siempre ha estado, ni siquiera son los carajitos que andan quemando la calle, como si hubieran ganado el derecho, como si esta lucha no fuera también territorial, y para eso bastante ejemplo hay para dar, porque resulta que nuestra mártires, los que llenaron las cárceles de la cuarta, los que nos cuidaron, los que nos hicieron hijos de la consecuencia; con ellos conocimos el rostro del fascismo, ese no es un cuento nuevo para este pueblo. Y el problema no es que todos los medios coloquen las fotos de los carajitos tirando piedras, en ese sentido la derecha lo tiene muy claro, ellos son los incitadores, la plataforma de una razón más histórica, más despótica, esa que tiene la capacidad de someter a una nación entera al terror del sicariato. Seguiremos pensando que los sicarios, los asesinos concretos, son los papasitos o las mamitas de bloqueador solar?, sujetos que no pueden mantener un discurso coherente ni siquiera en defensa de su propia clase. O es que el problema es más complejo?  pero el porno no se enreda mucho, eso es mete y saca, gritico y acaba. La pornopolítica no está dispuesta a poner al menos en debate, la presencia paramilitar en nuestro país, la intervención gringa no viene en soldaditos cayendo en paracaídas, viene de la mano de la miseria, de la mano del narcotráfico, quién está dispuesto a parar el coito representado para denunciar los acuerdos donde no hay diferenciación de un lado y otro? En la caja de pandora no hay protagonista y antagonista. 

Entonces, ¿de qué plan de pacificación hablamos? La criminalización de la pobreza es parte, también el asumir que la paz es la neutralización de todo conflicto, incluido el de clases. Y el reviente está dentro del pueblo de siempre, desde sus diversas facciones de acción y conciencia, internalizado, con la necesidad de salir a gritarle al fascismo que lo que hemos construido en unos cuantos  años, antes y con Chávez, lo vamos a defender a pecho abierto. Un reviente donde no cabe la idea de la diplomacia burguesa, ni de los evidentes acuerdos en la panacea de lo público. Cuánta memoria guarda un pueblo que se ha enfrentado a su enemigo histórico de las maneras más inverosímiles, ingeniosas y aguerridas, que se puedan contar para la historia de las luchas en América Latina? Tendríamos que ubicarnos en esa cúspide de lo que hemos sido, de la voluntad que no es cifra electoral sino empuje orgánico, autogestionario, creativo y terco; ese que Chávez supo descifrar y ser parte. 

Van cuatro muertos, un poco de heridos, y sus cuerpos se traslucen en las pantallas como muñecos, mañana los olvidaremos? Cuánto afecta a la memoria la reproducción infinita del hecho? Cuando comienza a volverla cosa, producto, parodia? Y nuestra rabia? Permitiremos que la rabia que implica el enfrentamiento de clases, se convierta en una promo de tv, en un ascenso de moderador a ministro? en un juego discursivo del voy y vengo? En un comunicado tímido y “objetivo”?. Permitiremos una vez más que el fascismo de la derecha nos marque la agenda de lucha? Permitiremos que un Leopoldo López se convierta en mártir de una fábula? Qué papel haremos ahora en la porno?

Tenemos que decir, hay un tejido constituido y desplegados en nuestra tierra, que está hecho de empeño y de conocimiento, de trabajo y solidaridad, hay una nueva sociedad forjándose, y eso no lo hemos perdido, lo cuidamos como un niño para que crezca, le espantamos las amenazas del terror y de la apatía, a ese niño le hemos venido a cantar, le hemos poco a poco dado la mano para que camine, no hay desesperanza institucionalizada que le quiebre las piernas, ni odio fascista que lo ciegue. Lo estamos preparando para que sepa luego reconocer su cuerpo sin representación, a que asuma la política como la vida, y la militancia en el enamoramiento. Le negaremos el derecho a la desnudez simple, viva?

Una doña arrecha decía ante la pantalla, -se coló por fin un gesto autentico- “Nosotros tenemos el alma más grande que puede tener un pueblo, que es dignidad”. Vamos pues, no esperemos el aplauso.


viernes, 7 de febrero de 2014

Carta para un hombre que no merece una carta II Parte


                                                        Las palabras

Este tiempo que narro es distinto y en la distancia es el mismo, una sola ola que lo empapa todo. Y está cargado de palabras, un orden de palabras que va al centro del pecho, de ahí  hasta de la punta de los pies. Palabras que colapsan en la desembocadura. Querencias y odios se hicieron sobre todo de palabras.
En el reojo puedo reconocer el peso del dolor, le doy formas para tragarmelo, para que el estómago aguante la factura de la roto. No hiere tanto en la distancia. Así puedo al menos ponerme guantes y un traje, coserme las costuras cada vez que se abren. Tu recuerdo tiene un efecto de espuma que lo derrama todo y cae el suelo encharcandolo. Rápido y desagradable como la espuma turbia de la orillas de los ríos que se estancan. Se debe quizá al hecho de que sólo contigo no he podido huir. -enfrentarme al miedo- interminablemente enfrentarme, hasta perder el miedo?...hasta transformarlo. Igual no te pondré nombre, tampoco esta vez, quiero pensar que hablo siempre en el subconsciente del pasado. No hablo de ti, hablo de lo que fuiste para mi.
No estamos obligados a perdonar, igual intentamos hacerlo para seguir viviendo, finalmente queremos todos el "reino de los cielos". La memoria hace su función de borrado y lo agradecemos. Difumina la imágen, podemos así cerrar los ojos sin que nos ataquen en pleno día los fantasmas representados en colores, texturas y formas. Sin embargo hay abismos que te marcan, directo al matadero como las vacas. Los abismos del miedo, tendrás miedo tú también?. Esa respuesta me es negada, y mejor así.
 A esta altura puedo entender que la mente es capaz de fabricar a partir de la expectativa (de lo irreal) imaginarios completos, armados con detalles, un lego que va colocando bloque a bloque los personajes, los escenarios, los resultados esperados. Fui protagonista de esa fantasía. No ame a un hombre, ame sus palabras. Ame el mundo de sus palabras. Por eso han pesado tanto, incluso más que tú.
El terreno donde exististe, fue, ha sido, un lugar espinoso, agúdo. Nada está a salvo en los límites, eres o eres, y para ser expones el cuerpo, expones el alma. Mirarte, estarte, era vértigo. 
Dije que había recuperado mi cuerpo. Digo ahora que nunca lo recuperé del todo. Lo expuse contigo a un hueco cálido donde de vez en cuando lanzaban sobre mí jarrones de agua fría para despertarme, para sacarme de la fantasía. Imgino un cuerpo-feto doblado sobre sí mismo, en ese hueco cálido, esperando que el agua acabara con todo de una vez, sintiendo el frío venir desde el centro de la espalda. Quería morirme, no hubo pataleo que dijera lo contrario.
Nada de eso cambió, ni siquiera con los nacimientos. Creo que es una gran ironía que me fueras matando y a la vez me dieras vida. Cuando ella llegó hace tiempo que esa fantasía se había destruido por sí sola, hicimos lo posible por pisarla por si se le ocurría de nuevo levantarse.
Desde niña no pude establecer una relación tranquila con mi cuerpo, siempre hubo algo mal o ignorado. Desde entonces le temo a la desnudez. Procuré hacerme cargo de lo que podía colocar frente al espejo sin pudor, hice de mi cabeza un mundo infinito, intranquilo. Me atormenté con eso. Así no aprendí a bailar, ni a usar tacones. Preferí el silencio, los libros, la gente-libros, las palabras. 
Ese cuerpo empezó a crecer de manera abrumadora, casi inmanejable, hacia el frente, queriendo salirse de mí, queriendo gritar con la piel, con el saco que luego de 9 meses fue una niña. Para una mujer que no hizo conciencia de su cuerpo esta metamorfosis es una cachetada con la otra mejilla. Luego entendí que lo que más temía no era a mi cuerpo sino a la imagen que tú tenías de él (aquí volvemos al punto en el que pesan las palabras). Demostraste odiarlo, con el énfasis que sólo logran los que se odian un poco a sí mismos. 
He querido volver a mirar ese cuerpo para darle un beso. He soñado abrazarme y volverme tú, tu personaje, para quererme, para acompañar todas las horas infinitas en que aprendí a tolerar la soledad, o en la que aprendí a odiarla. Mi cuerpo nunca fue tan hermoso, ahora lo se. Ahora que no puedo volver atrás para quererlo, lo se. Estaba más viva que nunca.
Vértigo. Sellos -recuerdos- sellos. Cargamos ambos un peso del dolor tan grande que nos comió un poco el sentido de la existencia. Hay pasajes que no se borran, por más agua que caiga sobre el rostro, por más llanto con función de vacío, hay pasajes que insisten en permaneces. Hacen orificios diminutos por donde se escapa el espíritu (si es que existe algo como eso).
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Tenía ya un cuerpo desplegado en dos, el vientre era un un grito...Llamé, llamé, llamé muchas veces, y la imposibilidad de escuchar tu voz siempre era el mismo desciframiento; el desprecio, el odio, la soledad, el llanto. Atendiste, eras ese ser transfigurado en un torrente de despreciable egoismo, de infelicidad despótica. Calculo que era como media noche, un poco menos; salí de la oficina y crucé la calle para tomar un taxi. Como el azar del universo lo dispone, -estos azares caen como plomos del acierto -rompiendo esta y otras fantasías-; del otro lado de la calle estabas tú, un paso tras otro, -la verguenza- que hace al que se siente culpable bajar la cabeza al suelo. No eras tú quien bajaba la cabeza, era una mujer que tampoco tendrá nombre en esta carta. Bajará siempre la cabeza?. Esa noche se extendió por casi dos meses. Ese cuerpo negado, expandido, ahora estaba también inmovil, el polluelo quería salirse de su nido, allá dentro no soportaba la presión que le imponía el dolor. Imagino una sangre que se iba descomponiendo mientras avanzaba por sus pequeñas venas, un latido ofuscador que golpeaba en los oídos de esa niña despierta, a la espera. Suponía un tiempo de calma para no dejar a la muerte hacer su papel en la historia.
Suele pensarse, en la sociedad dependiente y tóxica, que los hijos salvan relaciones, que estos además deben cargar con ese peso tan injusto. El gesto cobarde de poner a los hijos como chivos expiatorios, sacrificados en nombre de "el amor". Las familias, que son constucción cultural, no sentencia biológica, puedes escogerla a lo largo de la vida; es así como tú, que colocaste tus genes en el ser que más he amado, no eres, nunca fuiste, mi familia; y ella lo es por completo. Ella y yo fuimos un bloque unido, se rompió el mito, y eso no nos hace víctimas, nos fortalece. El imaginario que despunta una mujer que no necesita representación simbólica de la familia tradicional es incalculable. De ahí empezaron -y como cuestan- las maneras más feroces del desapego. No hay fantasía posible.
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Palabras. Lo que queda y siempre hubo fue palabras, excesivas, desparramadas, buscando herir, querer, herir de nuevo, perdonar, ser perdonado, culpar, mentir. Años de palabras. Años de palabras-espinas. Habrá silencio? Algún día despertaremos y no habrá nada qué decir? callaremos algún día? cuán justo sería abrir los ojos, cerrarlos, volver ha abrirlos, y que nada pase, que nada estalle, que no crezca la espuma turbia. Que se acaben las palabras.